Con registros y datos científicos que datan de 1950 a la fecha, se reveló que un 92 a 93% del territorio mexicano presenta precipitaciones pluviales a la baja, consideró Benjamín Martínez López, investigador de la UNAM.
“No tenemos en México muchos sitios donde la lluvia vaya al alza”, comentó el experto del Grupo de Cambio Climático y Radiación Solar del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC). “Prácticamente el 92, 93% de todo el territorio tiene un comportamiento que, -subió, llegó a un máximo histórico-, y comenzó a bajar, es decir cóncavo hacia abajo”, explicó.
Al intervenir en la conferencia “El fenómeno de El Niño y sus impactos en México”, detalló que de 1950 a los años 80 creció la lluvia, alcanzó índices máximos y empezó a disminuir, particularmente en el norte del país.
Algunos estados, como Chihuahua y Nuevo León, tienen una disminución entre el 45 y 50%, y entre 20 y 25%, respectivamente, en comparación con sus máximos históricos.
Martínez López mencionó que las condiciones más secas de lo normal se están presentando, desde hace tres años, en algunas regiones de México por el efecto de La Niña. “Las condiciones de sequía se extenderán para la primavera, en los meses de marzo, abril y mayo, con un ambiente más caliente y seco”, dijo.
Se esperan en el corto plazo condiciones neutras que podrían generar algunas lluvias para ayudar a la recarga de acuíferos en la Zona Metropolitana del Valle de México.
“A largo plazo, la Ciudad de México tiene que empezar a prepararse para sequías prolongadas. No es nulo el riesgo de un fenómeno que dure varios años, ya ha ocurrido en el pasado. Debemos desarrollar mecanismos para identificar si se está gestando y tener el tiempo suficiente para tomar medidas y hacerle frente», apuntó.
La Niña, El Niño
Por otro lado, aclaró que si hay aguas más cálidas en el Pacífico, con condiciones atmosféricas favorables, podrían generarse más tormentas y huracanes que ayudarían a la recarga de las presas del centro y sur del país. “Ésto, sin embargo, es aún muy incierto”, precisó.
Agregó que la idea de que el sur de México sería abundante en agua, “está bajo análisis” y “podría tener alguna complicación”. Mientras que, “la zona centro es una franja de transición con incertidumbre”.
Sugirió tomar en cuenta las observaciones científicas: “no vaya a ser que tengamos años de sequía, uno tras otro, tales que se pase de un periodo histórico húmedo, a un periodo histórico seco, y ni siquiera nos dimos cuenta”.
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Alejandro Jaramillo Moreno del ICAyCC, mencionó que los fenómenos de La Niña y El Niño, son fases opuestas de un mismo fenómeno. “La Niña corresponde a la fase fría del fenómeno, mientras que El Niño es la fase cálida. Ambos crean consecuencias opuestas. En algunas regiones El Niño tiende a secar el ambiente, mientras que La Niña tiende a generar más precipitación en la misma región. En otras regiones puede ocurrir lo contrario”, explicó.
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Añadió que la complejidad del fenómeno es que La Niña seca el norte de México y vuelve el centro y sur del país más húmedo; con El Niño se invierte tal situación.
No obstante, destacó que la tendencia del calentamiento global está por encima de La Niña y El Niño. Por lo tanto, se deben esperar temperaturas mayores, aunque los efectos locales del Cambio Climático son diferentes.
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