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La historia médica que revolucionó al mundo

El 3 de diciembre de 1967, una historia médica proveniente de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, revolucionó al mundo al escuchar que el doctor Christiaan Neethling Barnard logró realizar el primer trasplante de corazón.

Doctor Christiaan Neethling Barnard

Ese día, hace 55 años, la medicina cambió para siempre. Las investigaciones y avances clínicos daban frutos. Además de sorprender a todos, el concepto de que la muerte era para siempre, terminó.

La historia médica que revolucionó al mundo

Aquella cirugía implicó más allá de eso, sino otros temas como la inmunología y la infectología. También, la ética, la filosofía y la teología. Por un lado, estaba el milagro de la ciencia y la medicina, de que una persona tenía la posibilidad de continuar con vida a través del corazón de otra. Sin embargo, la conciencia sobre si era correcto el quitarle este órgano a una persona que recién falleció.

La operación quirúrgica de aquel día domingo se realizó en el Hospital Groote Schuur. Louis Washkansky, comerciante de 54 años, hombre corpulento y optimista con insuficiencia cardiaca, fue el receptor.

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Denise Ann Darvall, una joven oficinista de 25 años, quien murió atropellada junto a su madre, fue la donante. Su padre donó, a nombre de ella, su corazón y los riñones.

Lamentablemente, Louis Washkansky falleció 18 días después. Un mes después de la cirugía, el 2 de enero de 1968, Barnard hizo su segundo trasplante.

En esa ocasión, Philip Blaiberg fue el receptor; y, el donante Clive Haupt. Así, en pleno apartheid, el corazón de un hombre de raza negra latió en un hombre blanco. Ahora, la persona con el nuevo corazón egresó de un hospital y vivó casi dos años, 563 días exactamente.

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Christiaan Barnard realizó no solo el primer trasplante de corazón humano, sino que fue el primero en utilizar el corazón de una víctima de un accidente en “muerte cerebral”, con lo que cambió el concepto de muerte para siempre.

Hasta ese momento, la muerte de un ser humano consistía en la pérdida irreversible de las funciones del corazón y los pulmones. Hoy, gracias a esto, se salvan miles de vidas y los pacientes, en su mayoría, viven varios años. No obstante, la realidad también es que la demanda de nuevos corazones es mucho mayor que la disponibilidad de estos órganos.

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