Un estudio publicado por la revista Nature advierte que el rápido deshielo de la Antártida está ralentizando el flujo de agua a través de los océanos del mundo y podría tener un impacto desastroso en el clima global, la cadena alimentaria marina e incluso la estabilidad de las plataformas de hielo.
La «circulación de vuelco» de los océanos, impulsada por el movimiento del agua más densa hacia el fondo marino, ayuda a transportar calor, carbono, oxígeno y nutrientes vitales por todo el planeta. Pero según este estudio, los flujos de agua oceánica profunda procedentes de la Antártida podrían disminuir un 40% de aquí a 2050.
Los expertos explican que a medida que aumentan las temperaturas, el agua dulce procedente del deshielo de la Antártida entra en el océano. Lo que reduce la salinidad y la densidad del agua superficial y disminuyendo ese flujo descendente hacia el fondo del mar.
«Es sorprendente que esto ocurra tan rápidamente», afirma Alan Mix, paleoclimatólogo de la Universidad Estatal de Oregón.
Los investigadores utilizaron 35 millones de horas de cálculo durante dos años para elaborar una serie de modelos y simulaciones hasta mediados de siglo. Con los cuales descubrieron que la circulación de aguas profundas en la Antártida podría debilitarse al doble de velocidad que en el Atlántico Norte.
De acuerdo con el estudio, esta disminución en la circulación de vuelco podría tener consecuencias graves para el clima global. Debido a que la distribución de calor y nutrientes se vería afectada.
Además, la cadena alimentaria marina también podría sufrir daños. Ya que muchas especies dependen de los nutrientes que se transportan por los océanos.
Por otro lado, la estabilidad de las plataformas de hielo también podría verse afectada por la disminución de la circulación de vuelco. Pues estas plataformas actúan como barreras para el hielo terrestre, evitando que se deslice hacia el océano y contribuya al aumento del nivel del mar.
