En un avance más de la genómica, científicos hallaron la secuencia de del ARN (ácido ribonucleico) del extinto tigre de Tasmania; por lo tanto, ahora la pregunta es: ¿podrían revivirlo?
El tilacino (Thylacinus cynocephalus), lobo o tigre de Tasmania, era originario de Australia, Nueva Guinea y Tasmania, y se extinguió hace más de 8 décadas.

Así era el tigre de Tasmania:
Afortunadamente, existen restos que se conservan en museos, lo que permitió a los científicos tomar muestras genéticas para realizar análisis. Gracias a ello, lograron aislar y decodificar las moléculas de un espécimen de 130 años de antigüedad del Museo Sueco de Historia Natural de Estocolmo.
Además, es la primera vez que se consigue hacer algo similar con una especie extinta. Los hallazgos se publicaron en la revista Genome Research. El trabajo de investigación lo hizo Emilio Mármol Sánchez, biólogo computacional en el Centro de Paleogenética y SciLifeLab en Suecia, junto con un grupo de científicos.
Particularmente, secuenciaron el ARN que extrajeron de los tejidos cutáneos y musculares del ejemplar, permitiéndoles identificar genes particulares del tigre de Tasmania.

Estos datos se denominan “transcriptoma” del animal, de manera análoga a cómo la información en el ADN se agrupa bajo la denominación de “genoma”.
“Nuestros resultados representan el primer intento exitoso de obtener perfiles transcripcionales de una especie animal extinta, proporcionando información que se pensaba perdida sobre la dinámica de la expresión genética”, expuso Mármol Sánchez.
Asimismo, señala que la recuperación del ARN da la oportunidad de encontrar la “biología real” del animal. Explicó que entender la estructura del ARN permite tener una idea más concreta del funcionamiento del metabolismo, de las células y la interacción entre ellas.
Por lo tanto, permite comprender la composición genética del Tigre de Tasmania para poder recuperarlo de alguna forma. En otras palabras, al descifrar la composición genética del animal, los científicos pueden estar más cerca de desarrollar técnicas para revivir a la especie.

El equipo expresó que fue un reto recuperar el ARN del animal; es decir, porque es más frágil y se descompone más rápido que el ADN. También, obtenerlo de un animal extinto era impensable.
“Este trabajo demuestra que también se puede obtener ARN de los tejidos”, dijo Andrew Pask, del Laboratorio de Investigación de Restauración Genética Integrada del Thylacine.
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